Científicos de la UNQ aconsejan que las clases deberían retrasarse una hora

Tras un estudio que contó con la participación de más de 700 estudiantes, especialistas detectaron las complicaciones que genera el horario de la mañana en la mayoría de los estudiantes.

Científicos de la UNQ aconsejan que las clases deberían retrasarse una hora
Científicos de la UNQ aconsejan que las clases deberían retrasarse una hora

Tras un estudio que contó con la participación de más de 700 estudiantes, especialistas detectaron las complicaciones que genera el horario de la mañana en la mayoría de los estudiantes.

Con un paper publicado en la revista Nature, de las más relevantes en el mundo científico, dos especialistas del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes, señalaron que sería más conveniente retrasar el horario de las clases en el turno mañana debido a las complicaciones que encontraron luego de entrevistar cientos de jóvenes de una escuela secundaria. 

Se trata de Diego Golombek y María Juliana Leone, científicos que analizan el funcionamiento de los relojes biológicos y que detectaron un marcado desfase en la gran mayoría de las personas que les tocó analizar. La cronobiología se detiene, entre otras cosas, en los relojes que las personas poseen distribuidos en su cuerpo, con el detalle de que el principal está en el cerebro, el cual es modulado constantemente y en épocas de adolescencia tiende a tener mayor acción en el horario nocturno. En el sitio web de la UNQ, los especialistas detallan que los más activos durante la mañana son denominados “alondras”, mientras que los que rinden mejor de noche son etiquetados como los simpáticos “búhos”. Ambos especialistas consideran que "a muchos de los búhos se los considera vagos, cuando en realidad sucede que se los evalúa en horarios que no se ajustan a su cronotipo".

La investigación, precisamente, buscó determinar de qué manera incide el cronotipo en el rendimiento de los estudiantes. La muestra estuvo formada por 753 estudiantes de 1° a 5° año entre los tres turnos (mañana, tarde y noche) de un colegio de Capital Federal. El estudio marcó que al tener el cronotipo nocturno instalado en la época de la adolescencia, el horario matutino sea el más complejo, con señales de dormir poco y en horarios inadecuados, consecuencia de desempeños académicos luego.

Leone expresó que "el horario de inicio escolar (7.45) es realmente muy temprano para un adolescente. En promedio duermen unas seis horas y quedan lejos del número sugerido (entre 8 y 10 horas). Lo compensan parcialmente con siestas pero no es suficiente”. Se estima que más del 90% de los alumnos del turno mañana duermen menos de ocho horas hábiles. "Sobre la base de estas evidencias científicas recomendamos comenzar el colegio secundario un poquito más tarde, entre media y una hora. Estamos convencidos de que las decisiones en políticas educativas se tienen que basar en evidencias científicas”, indicó Golombek.

Foto: Gentileza UNQ.

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